La familia de la premio Nobel de la paz ha tenido que escapar de Venezuela. Uno de sus hijos está en el Girona F. C. y su madre (excampeona de tenis) también ha huido. María Corina Machado vive escondida.
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La familia de la premio Nobel de la paz ha tenido que escapar de Venezuela. Uno de sus hijos está en el Girona F. C. y su madre (excampeona de tenis) también ha huido. María Corina Machado vive escondida.
Martes, 28 de Octubre 2025, 17:37h
Tiempo de lectura: 3 min
Antes de recibir el Premio Nobel de la Paz, la polítia venezolana María Corina Machado ha vivido un tobogán de experiencias poco habituales. Nació en un entorno acomodado, se adentró en la política con éxitos iniciales y ha padecido la persecución y los obstáculos que acompañan a quienes se oponen al gobierno de Nicolás Maduro.
María Corina es la mayor de cuatro hermanas, nació en una familia de la alta burguesía caraqueña. Su padre, al que estaba muy unida, era el empresario del acero Enrique Machado Zuloaga, que fue presidente del Comité Ejecutivo de la Siderúrgica Venezolana (Sivensa) y su madre, Corina Parisca Pérez, de 85 años, campeona de tenis en su juventud, es psicóloga y ha sido siempre un apoyo fundamental para ella.
María Corina estudió en un colegio católico y después Ingeniería Industrial en la prestigiosa Universidad Católica Andrés Bello; se especializó en Finanzas y rubricó su formación con un curso de la Universidad de Yale sobre Liderazgo en Políticas Públicas.
No entró en política en su primera juventud. Antes se casó con Ricardo Sosa Branger —nieto de un importante industrial— y tuvieron tres hijos, Ana Corina, Ricardo y Henrique. Se divorciaron once años después: ahora, desde hace una década, María Corina sale con el abogado Gerardo Fernández Villegas.
El primer paso de su vinculación política lo dio a los 35 años, cuando cofundó la organización civil Súmate, dedicada a la observación electoral y la promoción de la participación ciudadana. Fue dando pasos al frente y poco después, en 2010, protagonizó un hito electoral en Venezuela al ser la diputada más votada del país.
Comenzó entonces un calvario. La han expulsado del parlamento por sus denuncias del régimen; ha tenido que pasar a vivir en la clandestinidad; ha sido perseguida; a su madre, octogenaria, la han acosado y amenazado, han detenido a sus colaboradores...
Antes que el Premio Nobel de la Paz, concedido por «su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia», le otorgaron otros galardones como el Premio Sajarov y el Václav Havel por su defensa de los derechos humanos. Pero ha pagado un alto precio personal por su actividad política.
Hoy, a los 58 años, María Corina es la cabeza visible de la oposición al chavismo y vive escondida. Y ha tenido que separarse de su familia.
Sus hijos viven fuera de Venezuela desde hace años. «Tuvieron que irse. Vivíamos bajo la amenaza permanente de allanamiento de nuestra casa», ha contado ella. La mayor, Ana Corina, vive en Nueva York y ha representado a su madre en actos en el extranjero; Ricardo trabaja en una firma de inversiones y es miembro del Consejo de Administración del Girona Futbol Club; y Henrique mantiene un perfil menos público.
Su madre consiguió salir de Venezuela en 2025 en una operación de rescate coordinada por Estados Unidos. Salió a la vez que un grupo de opositores que se habían asilado en la embajada de Argentina en Caracas.
Corina Parisca vive ahora en Estados Unidos bajo protección, igual que sus nietos. Y María Corina sigue en Venezuela. Sin su familia. Escondida.