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UD Almería

UD ALMERÍA | OPINIÓN

El perdón

He tenido la suerte de poder visitar, en estos dos últimos fines de semana, dos estadios que nada tienen que ver con el Mediterráneo. Ya no sólo por la carencia de pistas de atletismo, algo que hace el fútbol mucho más cercano y pasional, sino por la fiesta que se vivió en ambos. En primer lugar, fui al Las Palmas-Athletic, un choque que sirvió para despedir a Juan Carlos Valerón. Este domingo, estuve en La Rosaleda para presenciar el Málaga-Las Palmas. En sendos encuentros pude vivir la alegría de dos aficiones entregadas a su equipo, ya sabedoras de que repetirán en la máxima categoría y dispuestas a ir al fútbol, simplemente, a pasar un rato agradable. Hace años que aquí no sucede algo así.

Los seguidores unionistas estamos condenados a sufrir con nuestro equipo, a acudir al estadio predispuestos a pasarlo mal, a resignarnos con las derrotas y a festejar como un título las escasas victorias que nos regala el Almería. Lo de esta temporada ha sido la gota que ha colmado el enorme jarrón de paciencia rojiblanca.

8 victorias en 38 jornadas. 29 semanas en descenso. 5 entrenadores distintos. Un despropósito. Un chiste de planificación cuyo resultado está siendo la peor temporada de la historia de este joven club. Lejos de asumir responsabilidades, vemos cómo desde la directiva se echan balones fuera, desde los distintos cuerpos técnicos se justifican absurdamente y desde el vestuario se habla de finales cuando, por intensidad, parece que juega amistosos.

Le deseo lo mejor a Soriano. Por quién es él y porque quiero que el Almería se salve. Me va la vida en ello tanto como a cualquiera que sienta este club. No obstante, se consiga la salvación o no, merecemos muchas explicaciones a final de temporada. Deben dar la cara los responsables de este despropósito aunque uno de ellos, Alberto Benito, haya sido el primero en quitarse de en medio.