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El gusto por el buen fútbol

Antonio Campillo, en el partido disputado por el Lugo en San Mamés.
Antonio Campillo, en el partido disputado por el Lugo en San Mamés. / IDEAL
  • Apuesta por la posesión del balón, por el control del tiempo del partido, aunque le faltan recursos para desarrollar su filosofía de juego

Sin movimientos llamativos en el mercado invernal y con un par de bajas, el CD Lugo sigue fiel a su filosofía que, desde hace cuatro años cuando llegó a Segunda, le ha reportado buenos momentos y le ha afianzado como un equipo sólido en la categoría de plata. Con un fútbol vistoso, impropio de la Liga Adelante donde se apuesta más por el juego directo, los gallegos no reniegan del toque y del movimiento de balón en busca de los huecos letales en las defensas rivales.

Pese a que hubo un cambio en el banquillo al inicio que pudo generar dudas, lo cierto es que el actual técnico, Luis Milla, mantuvo la forma de jugar, alegre y llamativa, de su antecesor, Quique Setién. Posesión del balón y control del tiempo del partido son las máximas de las que parte el juego lucense. Así, las estadísticas acompañan al cuadro gallego como uno de los que más pases origina en cada partido, fruto de esa forma de entender el juego que tanto gusta en Galicia, como actualmente demuestra el Celta de Vigo e incluso, en sus mejores años, el Deportivo. El juego de estrategia acompaña esa puesta en escena y hace del Lugo un equipo peligroso aunque, también es cierto, la calidad de los hombres de arriba no es la mejor para resolver de forma óptima la filosofía de juego referida.

Cambio de sistema

Con un sistema habitual 4-2-3-1 para atacar, en el repliegue lo convierten en un 4-4-2 para afianzar que las líneas estén bien juntas. Precisamente en la transición defensiva es donde peor lo pasa este equipo, habituado a tener el balón, y les cuesta mantener muchos minutos la concentración defensiva, precisamente por la obsesión en recuperar la pelota y el control del partido cuanto antes.

Como queda dicho, el modo de jugar, siempre con el balón en los pies, no significa que obtengan los resultados pretendidos ya que su juego es en muchas ocasiones previsible y tienen dificultades serias para hacer ocasiones de gol.

Luis Milla tiene un once más o menos fijo que viene manteniendo a lo largo de la temporada. El veterano guardameta de 36 años, José Juan Figueras, es el titular indiscutible, hasta el momento, manteniendo la línea del pasado año en el que jugó la mayoría de los partidos. Igualmente en la zaga hay poco movimiento y salvo en el lateral derecho, en el que el mallorquín Pau Cendrós juega el doble que el veterano sevillano De Coz, aunque ambos cuentan, en las demás demarcaciones hay menos alternancia. Así, en el otro costado destaca la velocidad, las subidas constantes y la capacidad de recuperación de Manu, español nacido en Suiza, que no rehuye el cuerpo a cuerpo y que, hasta la fecha, inspira la máxima confianza a Milla. Hay tres centrales para dos puestos. O mejor dicho, Dealbert es fijo en el once y líder de la defensa, mientras que la otra posición de central se la reparten Israel Puerto y el jiennense Carlos Hernández.

En la zona ancha del campo, hombres como Fernando Seoane, trabajador que busca el cuerpo a cuerpo, buen recuperador que se reparte los minutos con Sergio Marcos, y Campillo, hombre polivalente que se mueve como enganche con la delantera, son los acompañantes del mejor en el centro del campo, Carlos Pita, uno de los grandes pasadores de Segunda división que es, además, buen recuperador. Incombustible y con calidad, por el que pasan todos los balones. Siempre juega, es la referencia y tiene llegada. Testimonial es la presencia del exrojiblanco Abel Molinero que apenas cuenta para Milla, habiendo disputado hasta la fecha sólo sesenta y siete minutos.

Poca artillería

Iriome y David Ferreiro son los jugadores del costado derecho. El tinerfeño tiene mucha movilidad y facilidad para el regate, visión de espacio y centra bien al área, aunque falla en labores defensivas. El segundo es rápido aunque con poco gol. Ninguno se impone al otro y Milla cuenta con los dos, a los que alterna en el esquema de juego. En la banda izquierda Igor Martínez, Sergio Marcos, pero sobre todo Jonathan Pereira, son los que han ocupado esa zona algo más convulsa.

Precisamente en ataque, que curiosamente y pese a la forma de jugar es donde más problemas tiene el Lugo, más que nada por la dificultad para concretar sus jugadas de gol, destaca la labor goleadora, con nueve tantos, de Jonathan Pereira y de su único hombre de área en sentido estricto, el argentino Pablo Caballero, que hasta la fecha suma seis dianas. El primero, bajito, rápido y muy habilidoso. El segundo, con sus 191 centímetros de altura domina el juego aéreo con pasmosa facilidad. Es el que más dispara en su equipo pese a que las estadísticas del bloque, en esta suerte, delatan la dificultad para crear ocasiones de gol.