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Joan Carrillo dejó el pasado domingo de ser entrenador de la UDA.
Los nueve pecados de Joan Carrillo
UD ALMERÍA

Los nueve pecados de Joan Carrillo

El extécnico de la UDA no logró imponer su positividad en un plantel sin ninguna confianza

JORDI FOLQUÉ

Martes, 22 de diciembre 2015, 00:48

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Joan Carrillo ya es historia en la UDA. El técnico que menos partidos ha durado al frente del primer equipo almeriense desde la llegada de Alfonso García a la entidad rojiblanca hace ya 12 años. El preparador catalán ha dirigido únicamente al plantel en nueve partidos del campeonato liguero. Con dos más en la eliminatoria de Copa del Rey frente al Celta de Vigo. Un tiempo en el que su trabajo no se ha visto reflejado en resultados. Quizás por un mal inicio de la partida. Por creer que había más mimbres de los que, finalmente, pudo exprimir. O, quizás, porque tenía tantos mimbres que quiso sacarle partido a todos sin centrarse en unos y apartar a otros.

Al final, nada de lo que propuso sirvió para sumar tres puntos en un partido en forma de victoria. Solamente para lograr seis empates en nueve jornadas. Media docena para poner en el haber de los 27 puntos disputados en este tiempo. Con sensaciones de recuperación, culminadas en la nada. En volver al punto de inicio de su particular partida en el seno de la UDA. Como si se tratase de un partido de baloncesto, recortando la desventaja en los minutos de comienzo de un cuarto para, en el tramo final, recibir otro parcial en contra que deja todo igual o peor de lo que estaba al final del cuarto anterior. El que fuera campeón con el Videoton lo ha intentado, aunque ha cometido nueve 'pecados' que lo han dejado sin trabajo en su aventura en el club almeriense.

1Pensar que había más

Tal y como le podría haber pasado a cualquier entrenador, Joan Carrillo era de los que creía que había muchos y muy buenos mimbres en el vestuario de la UDA. Que se había conformado una plantilla para pelear por el ascenso a la Liga BBVA. Que eran, por tanto, otros factores los que estaban impidiendo que con Sergi o Miguel Rivera se hubiera podido ver el verdadero nivel del equipo. De ahí que, solamente, pidiera al presidente, cuando estuvieron negociando, la necesidad de la llegada de un portero y un delantero. Consideró Carrillo que con estas dos piezas, más lo que había, el nivel mostrado se traduciría en goles evitados y, sobre todo, goles marcados a favor. Agua.

2Zongo, mediocentro

Al decir lo de Jonathan Zongo de mediocentro se podría pensar que fue una 'locura' y una crítica. Pero lo cierto es que lo puso al no poder contar con Lolo Reyes (sancionado) ni con Fran Vélez para el mediocentro. El central tuvo que bajar al puesto de central para cubrir la ausencia de Morcillo. Así que lo 'normal' era colocar a Fatau junto a Montoro. Pero al ghanés no se le espera desde hace semanas. Tan solo ha actuado en Copa del Rey y porque no había otro. Quiso arriesgar ante las ausencias físicas y 'mentales'. No le salió nada bien y, en el descanso, colocó a Eldin en lugar del africano, ya con 0-2 en el marcador frente al Huesca.

3Probar a todos

Tal y como también le sucedió a Sergi, Joan Carrillo ha probado con todos. Hasta le quiso dar minutos este domingo a Ximo Navarro, tras siete meses lesionado, como último cambio en lugar de meter a un jugador de ataque cuando iba ya el resultado de 1-0 en contra. El técnico ha probado con todos. Cambiando de esquema. No siendo fijo ni en la pizarra ni en los jugadores. Ha querido sacar el mayor rendimiento a una plantilla no confeccionada por él y que se encontraba en una dinámica muy negativa. Agua.

4Portería

No ha tenido a los dos porteros a su disposición prácticamente nunca. Ha tenido que echar mano de Yeray (suplente del filial) ante la ausencia, primero, de Julián Cuesta y, en las últimas semanas, de Casto. Ambos guardametas han tenido serios problemas físicos. Tantos como que Casto tuvo que jugar con un esguince de rodilla durante varias jornadas porque Julián Cuesta estaba en el dique seco por otra lesión que tardó más de la cuenta. Estos problemas han ocasionado que no se pudiera ver el mejor rendimiento de ninguno de los dos. Es más, Carrillo pidió la contratación de un guardameta cuando vino. Debe llegar este refuerzo en las próximas fechas. Ahora ya depende de la dirección deportiva y del nuevo inquilino del banquillo rojiblanco.

5Obsesión con la defensa

La sangría de goles que había encajado la UDA en las primeras nueve jornadas provocó que Sergi y Miguel Rivera no tuvieran más recorrido del que tuvieron como técnicos del primer equipo. Alfonso García quería cortar la sangría de goles encajados y fue, en las conversaciones con Carrillo, el principal punto para que lo convenciera. De ahí que tuviera claro el catalán que, lo primero, era reforzar el entramado defensivo. No ya poner más defensas. Sí que no tuvieran tanta vocación ofensiva y que los mediocentros pensaran en guardar la posición. Lo logró. Pero a cambio de que en ataque desapareciera el equipo. En algunos encuentros, ni un disparo entre los tres palos del marco contrario. De ahí los constantes empates.

6Imposibilidad de fichar

Sin duda, el mayor handicap con el que se ha encontrado en estas nueve jornadas. El club, por reglamentación, no podía fichar. Pensaba en llegar al mercado de invierno y poder aprovecharse de los cambios que habrá en la plantilla. No lo podrá hacer. El nuevo entrenador sí que podrá disponer de esos futbolistas que lleguen en lugar de los que no han demostrado nada y que, por tanto, deban irse para otras entidades en forma de cesión o con la carta de despido en la mano. El Almería que tenía en mente Joan Carrillo se quedará, precisamente, en su propia mente. No estará en la de nadie. Porque no se podrá hacer tal y como lo tenía previsto. Un portero, dos delanteros, dos medios y un lateral izquierdo. ¿Y ahora?

7Confianza en los médicos

Era lógico tener confianza en los médicos. No debía tener ningún motivo para que no fuese así. Pero la fue perdiendo poco a poco. Con situaciones que lo pudieron dejar mal con algún miembro de la plantilla. Como con Fran Vélez. El catalán le pidió el cambio por molestias ante el Valladolid. No lo pudo hacer porque ya había hecho los tres. Al día siguiente, la dolencia aumentó. Los galenos le dijeron que no tenía nada. Así que Joan Carrillo se enfadó con el central. Una discusión que se acabó al realizarle otras pruebas y dictaminar que tenía una rotura no detectada y que lo apartó de los terrenos de juego algunas semanas. Esta fue la gota que colmó el vaso. Desde ese momento, el técnico buscó otras soluciones. Un malestar que también tienen los futbolistas.

8Optimista y no real

En una mala situación, como la que está viviendo el Almería, Joan Carrillo tomó la determinación de querer siempre ver el lado positivo de las cosas y de los partidos. Los jugadores reconocían que era muy optimista. Sabía el catalán que, en un plantel tocado anímicamente, cualquier negatividad sería ya 'mortal'. Pero tampoco resultó querer que vieran lo mejor de ellos pese a que no les salía nada. Al menos no en cuanto a resultados. Desde algunos estamentos se le criticó que no dijera de manera pública que se había jugado un nefasto partido o que los jugadores no daban una a derechas. Que los criticase en público, como sí ha hecho el presidente en algunas fases de la temporada.

9No ganar

Y todo lo dicho se resume en el último punto. El no ganar ningún partido ha sido su principal condena. El 'pecado mortal' que arrastrará para los seguidores de la UDA y en su carrera profesional. Nueve partidos, sin contar la Copa del Rey frente al Celta de Vigo, en los que el cuadro almeriense no ha jugado un encuentro completo. De los que haya sido dominador de principio a fin. Cierto es que ha tenido la mala fortuna, por llamarlo así, de encajar el tanto del empate (1-1) frente al Numancia en el último segundo y cuando parecía que la racha de 12 partidos sin vencer se rompería. Tan solo se salva el encuentro disputado en el Nou Estadi frente al Tarragona. En el único que el plantel demostró ganas, carácter y ganas de ir a por la victoria pese a que estuvieron hasta en dos ocasiones por debajo en el marcador. En el resto, daba igual que el equipo marcase al principio o que encajase. El miedo se instaló en el colectivo. Tanto a ganar como a perder. Quizás más a lo primero. Pánico a perder lo que el marcador decía que tenían. Joan Carrillo no ha podido superar esta negatividad en ningún momento.

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