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UD Almería

la crónica

El Almería divorciado con las victorias

Partido del Almería ente el Tenerife.
Partido del Almería ente el Tenerife. / J. J. MULLOR
  • Los rojiblancos tuvieron 20 minutos de buen juego, pero se vieron sorprendidos por el Tenerife al principio y al final

El Almería sigue sin saber ganar. Lo buscó de 'mil formas' y lo 'perdió' de una. Los rojiblancos, sin ideas, se metieron en el partido tarde, sin capacidad para manejarlo. El choque lo manejó y muy bien el equipo de Raúl Agné que aprovechó los errores defensivos para poner el marcador cuesta arriba en el inicio del partido, con el gol de Nano, y hundir a los rojiblancos con un tanto en el último minuto que fue un mazazo para los de Sergi Barjuan y para el propio entrenador que pierde la cabeza por este empate que sólo tiene sabor amargo.

El Almería reaccionó con valentía y velocidad para sobreponerse a los momentos duros y llegó incluso a remontar y hacer buen fútbol en ese tramo en el que la propuesta era buscar al rival. Alberto, en propia meta, entabló el partido, aunque la acción de Michel Macedo era merecedora del tanto por ejecución y por propuesta, y Chuli puso al Almería por delante, consiguiendo meter al rival en su campo. Sin embargo, se echó atrás cuando vio el partido a favor y fue cuando llegaron las tablas con tiro de Aurtenetxe que, rebotado, batió a Julián Cuesta.

Sorprender y sorprenderse

Anunció Sergi que se habían trabajado cosas para tratar de sorprender al CD Tenerife y sorprendió y mucho el once utilizado por el técnico rojiblanco para comenzar el partido, con tres centrales y un poblado centro del campo que tenía por objeto dominar el partido. Sin embargo, el inicio fue con dudas y sin conseguir el control del juego.

Aún así, fue por poco tiempo. Poco a poco, el Almería consiguió hacerse con el control, a recuperar el balón rápido ante un Tenerife que sus llegadas fueron escasas. Sólo tuvo claro un disparo de Cristian García a la salida de un córner. Los rojiblancos, con superioridad numérica en el centro del campo, aprovecharon, en el minuto 9, la primera ocasión, tras robo de José Ángel, con balón entre líneas y disparo cruzado de Chuli que se fue fuera por poco.

Tres minutos después, comenzó a aparecer el jugador más en forma de la UD Almería, el brasileño Michel Macedo, que recuperó un balón, subió y puso un centro que Eldin Hadzic, de volea, la mandó al centro de la portería, para que Dani Hernández la despejara.

Un descuido

Cierto es que el Tenerife no sufría, estaba cómodo sobre el terreno de juego y casi agazapado. En el minuto 20 de juego, salió para poner en problemas al equipo rojiblanco porque la defensa de la UD Almería midió mal atrás en un pase entre líneas de Vitolo para Nano, los centrales fallaron, dejaron vendido a Julián Cuesta y el delantero del conjunto chicharrero puso el 0-1 en el marcador del Estadio de los Juegos Mediterráneos, donde empezaba ya a sonar música de viento.

El gol encorajinó a los rojiblancos que, por medio de Michel Macedo, en el 22, pudieron marcar, pero su centro chut lo tocó Chuli de tacón y el balón se desvió de entre los tres palos de la meta defendida por el cuadro tinerfeño.

A la media hora, Sergi optó por cambiar la predisposición; Fran Vélez pasó a ocupar la posición de mediocentro junto con Lolo Reyes, Montoro se ubicó en banda derecha, con José Ángel de enganche y Eldin Hadzic por la izquierda. Era el momento de arriesgar, pero sin suerte porque Chuli, en el 30, disparó escorado un pase de Montoro.

Poco a poco, el Almería perdió la brújula, sin capacidad para sacar el balón controlado ante un Tenerife que triangulaba y se mostraba cómodo, presionando la salida de balón y ganándole la partida, para dominar el juego, aunque el balón pareciese ser siempre rojiblanco. El fútbol de la UDA no fue ni estable ni sobre todo dio la imagen de ser capaz de derrotar a un equipo con las ideas muy claras, bien plantado y llevando la voz cantante siempre.

Reacción por velocidad

Tras el descanso, el Almería salió con formas diferentes. Primero, lo hizo sin Dubarbier, para dar entrada a Quique González y situar a Morcillo en el lateral. En la primera llegada, el gol estuvo cerca, pero hasta en ese punto el Almería tuvo la suerte de espaldas porque el disparo de Montoro, en el primer minuto de la segunda parte lo detuvo Chuli cuando se dirigía a las mallas tinerfeñas.

Había mejorado el Almería en este inicio y hasta consiguió marcar por medio de José Ángel, tras falta lanzada por Eldin Hadzic, anulado por fuera de juego. El Tenerife seguía bien atrás, pero con escasa llegada. Michel Macedo buscó el camino. El brasileño, con una gran acción por banda derecha, buscó el disparo y Alberto, que intentó despejar, lo que hizo fue mandarla al fondo de su portería.

El Almería de todas formas fue presa de su indecisión en defensa. Pedro, al minuto del gol, pudo hacer el segundo para los tinerfeños, tras un error de Fran Vélez, que volvió a fallar en el 63 y Lolo Reyes, haciendo la cobertura, metió la cabeza antes de que rematara Suso.

Pero sí es verdad que el equipo era otro. La entrada de Quique González fue la clave, gracias a la velocidad del jugador vallisoletano. En el 66, una subida por banda izquierda hasta la línea de fondo acabó con centro al área pequeña y Chuli, con la caña puesta, la mandó a la red para poner las cosas en su sitio.

Paso atrás

Con el gol, el paso atrás que pareció dar el Tenerife por el empujón del Almería en el inicio de la segunda parte, lo dieron los locales tras verse con ventaja. El instinto por querer defender el resultado acabó con el equipo más cerca de su meta, a la espera de alguna acción a la contra para tratar de cerrar el partido con el 3-1, pero tantos metros para el rival los aprovechó el equipo tinerfeño para mantener la incertidumbre en la zaga.

No fueron ocasiones claras, pero sí llegadas que provocaron miedo. Aurtenetxe dio un susto de muerte con un disparo, en el 89, que tras tocar en un defensa dejó muda a la afición y destrozado a un Almería que sigue sin saber ganar. Esa ya es tarea de un nuevo entrenador. Jugar como pollos le costó la cabeza a Sergi Barjuan.

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