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Golpe bajo a las intenciones del Almería

Golpe bajo a las intenciones del Almería
  • Los rojiblancos fueron un equipo desdibujado ante un Albadete que pasó por encima

Al Almería se le escapó este domingo la ocasión de haber cambiado la sinergia comenzada justo cuando José Ángel Pozo marcó el gol de la victoria, en el último minuto del partido disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos frente a Osasuna. El equipo rojiblanco entra en una espiral de impotencia que tuvo 'ramalazos' de recuperación ante el Alavés, tras perder sin hacer nada por evitarlo en Lugo, y que continuó con una pésima imagen en el Carlos Belmonte.

Ante el Albacete, los rojiblancos no tuvieron ni tiempo para meterse en el partido porque la fortuna no estuvo de su parte, pero ese podría ser el argumento fácil. Tras el gol en propia meta, el equipo careció de voluntad, perdió el balón rápido, controló el balón, pero no el partido. Este siguió disputándose tal y como quiso el equipo de Luis César Sampedro, que aprovechó el más mínimo detalle para crecerse, pero sobre todo para empequeñecer las virtudes escondidas del equipo que mejor se ha debido reforzar esta temporada, pero al que no se le ven los mimbres.

El caso es que, con el paso de los minutos, la derrota era cada vez más clara, no sólo por los goles, que llegaron en los minutos 39, por medio de Portu, y en el 78, por medio de César Díaz, sino por la escasez de armas con las que contrarrestar los valores del conjunto castellano-manchego.

Al primer tapón, zurrapa

Si el cambio debía empezar por no encajar, la UD Almería fue fiel a los anteriores partidos, encajando un gol rápido como ya pasó, por ejemplo, la pasada semana. La acción, en cierto modo, fue de mala suerte porque el gol encajado, en el minuto 1, fue un cúmulo de rebotes en una jugada en la que Iván Sánchez no pudo en la pelea a Samu, este disparó, el rebote le cayó a Jona, tocó en Cuéllar y luego en Fran Vélez para caerle al propio Samu que disparó, el balón tocó en Michel Macedo, despistó a Casto y entró.

A partir de ahí, el Almería fue el que dispuso de balón, pero sin crear peligro ante el marco de Hugo porque Iago Díaz, en el minuto 7, mandó el balón muy elevado para sacar un córner y Michel Macedo, de un buen disparo desde la frontal, mandó el balón rozando el larguero.

El Albacete buscó la contra y la timorata actuación rojiblanca, con miedo para tener el balón y controlarlo, lo que puso en aprietos al equipo. Jona, en el minuto 21, no llegó con claridad, tras un buen servicio de Antoñito, y el disparo del punta del cuadro castellano-manchego salió manso a las manos de Casto.

El equipo de Sergi Barjuan no reaccionaba. Peleaba, pero carente de control del juego y a los rojiblancos les costaba enganchar con los tres jugadores de arriba, sin capacidad para hacer el fútbol previsto, más por no recibir balones que por otra cosa. En una peleada acción de Fernando Soriano, en el minuto 25, acabó con balón para Iago Díaz que lo intentó desde la frontal y el balón acabó en las manos de Hugo.

Sin llegada

Sin embargo, tomaba cuerpo el juego del conjunto albaceteño, que tuvo hasta un par de ocasiones para haber aumentado las diferencias. Samu pudo hacerlo en una acción a la contra, en el minuto 29, pero Casto lo evitó, como pasó después, en el minuto 34, con una acción de Jona y un disparo cruzado que el meta Casto resolvió metiendo bien la mano.

Pero el Almería no andaba fino. Continuaba perdiendo el balón con tanta facilidad como el rival creaba peligro. En el minuto 38, un balón colgado en largo lo tocó Jona de cabeza, anticipándose a Cuéllar, para dejar solo a Portu que entró hasta la 'cocina' para poner el segundo en el marcador.

Lo cierto es que la primera parte fue una continuidad de los malos 'modos' de los dos partidos anteriormente celebrados y que acabaron con derrotas en Lugo y en casa frente al Deportivo Alavés, con muchos problemas en defensa, por la presencia de Morcillo en el lateral y dando gracias a la actuación de Fatau, que entró al corte en un par de ocasiones para evitar males mayores.

A jugársela

Había que jugársela y Sergi Barjuan optó por dar entrada a Montoro y Cristian Herrera para jugar con dos hombres arriba. Mejoró el equipo rojiblanco, con algo más de sentido y llegada, apareciendo los hombres de arriba, si bien las ocasiones de peligro no aparecieron para los unionistas.

La duración de esas intenciones acabó cuando se cumplió el primer cuarto de hora de la segunda parte, en la que los rojiblancos perdieron el control de nuevo, carecieron de llegada y el Albacete aumentó su presencia arriba, convirtiendo en ocasiones de gol cada pérdida rojiblanca. Antes, en el 56, un balón de Pozo para Cristian Herrera acabó con un mal remate del canario, porque no encontró portería, y la ocasión de meterse en el partido se hacía cada vez más cuesta arriba. Más aún cuando el rival se crecía y gozaba alguna más clara, en el 70, en una internada por banda derecha que acabó con balón para Portu que intentó superar a Casto que metió una gran mano para salvar el peligro.

El partido no cambió. Siguió jugándose al ritmo que el Albacete propuso, más lento cuando el Almería quería prisas para meterse en el partido, pero el equipo se mostró otra vez sin acierto en el pase final y cuando lo hubo sin pegada ninguna, sin capacidad para hacer daño, salvo intentos de un Michel Macedo.

El Albacete siguió intentándolo, no por convencimiento y sí por ofrecimiento porque César Díaz, que acababa de entrar al campo, aprovechó el primer balón que le llegó por banda izquierda del ataque manchego y su disparo eléctrico puso el tercero.

El partido, que ya estaba acabado hasta antes del gol, se dirigió hacia un final inesperado por el cambio de comportamiento de la UD Almería, que en las primeras jornadas tenía llegada y sabía resolver y que lleva tres semanas en las que la pegada ha desaparecido y las bondades dan pie a ver en acción a un equipo sin acción y sin alma, pero, eso sí, sobrado de ansiedad.