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El defensa camerunés del Granada, Allan Romeo Nyom, intenta controlar el balón ante el delantero congoleño del Almeria, Thievy Bifouma.
El partido, en directo desde el Mediterráneo
UD ALMERÍA | LA PREVIA

El partido, en directo desde el Mediterráneo

UDA y Granada se agarran a sus opciones de permanencia en un duelo vital para ambos conjuntos al que llegan en descenso

JORDI FOLQUÉ

Viernes, 10 de abril 2015, 23:07

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Es cierto que el equipo que pierda esta noche en el Mediterráneo podrá salvarse. Como también lo que el que gane no tendrá la permanencia asegurada. Quedarán, tras la cita de hoy, siete partidos. O, lo que es lo mismo, 21 puntos en juego. Suficientes para lograr el objetivo marcado que no es otro que la permanencia. Los números están ahí y nadie puede negarlos. Pero en el mundo del deporte, más que la cuestión numérica influye la mental. Las sensaciones que tenga uno y las del rival. Hoy, de inicio, ambos conjuntos comenzarán con similares pensamientos. Al final, el derrotado lo estará más y el vencedor habrá tomado una gran dosis de esperanza. Otra cosa es que sea suficiente para conseguir tener, al final de la jornada 38, a tres equipos (mínimo) por debajo suyo. Lo de hoy, más que nunca, es una llamada a la esperanza. La que debe propiciar el Estadio de los Juegos Mediterráneos a UDA o Granada. Nadie, en principio, quiere pensar en un empate. Porque eso sería, casi, que los dos toman el mismo camino y se verían las caras la próxima temporada en la Liga Adelante.

Hace tan solo una semana que el Almería se fue del Estadio de los Juegos Mediterráneos con la peor sensación que se recuerda por estos lares. Se había disputado el peor partido de la historia por parte de la UDA en el recinto almeriense. Nadie recuerda una cita (ni el 0-8 del Barça) en la que un equipo rojiblanco hubiera dado tan lamentable imagen.

Aunque corto en el tiempo, parece (por los acontecimientos vividos desde entonces) que ha pasado mucho. Destitución de Juan Ignacio Martínez como entrenador el domingo. Nombramiento, presentación y primer entrenamiento de Sergi Barjuan en su puesto el lunes. Convocatoria con muchas ausencias y con presencia de jugadores del filial para el partido en Barcelona. Cita en el Camp Nou el miércoles con buenas sensaciones, pese al 4-0 encajado. Regreso con retraso el jueves y lesión de Wellington Silva. Nueva sesión de entrenamiento ayer, con rueda de prensa de Sergi dejando mensajes en cada respuesta. Y, hoy, partido de vida o muerte (deportiva) ante el Granada. Toda solamente en una semana. Todo para cambiarle la cara a un equipo que había perdido cualquier seña de identidad. Que había echado al público en el último partido disputado en casa al ver una desidia y falta de competitividad impropia de un conjunto que se estaba jugando seguir militando en la elite del fútbol español y que, por sensación, era como un «no va conmigo».

Ante el Barcelona se pudo comprobar que existe ese equipo solidario de algunas jornadas. Pocas, eso sí, pero en algunas se le ha podido ver. Aunque, como pasó en la primera vuelta frente al mismo equipo, no le valió de nada en cuanto a marcador. Hoy debe refrendarlo, con más aspectos positivos en el marcador. Ser, como decía Sergi, la chispa de la mecha para que el público compruebe que los rojiblancos están vivos y que tienen derecho a perder si lo dan todo en el terreno de juego. A estas alturas de la película, tras lo visto en la última etapa de la era Juan Ignacio Martínez, ya sería mucho.

Pero hoy no les vale solamente con defender y estar arropaditos atrás. Deberán ser ambiciosos para buscar la portería de un Granada que tiene los mismos problemas (deportivos) que la UDA. Llevan menos de un gol por partido. Una cifras que les dejan sin mucho margen de error en defensa. De los que han tenido bastantes a lo largo de la temporada. Fallos impropios de equipos que militan en la Liga BBVA. No ya, como sucedió frente al Levante en el caso del Almería, porque el rival sea muy superior. Los fallos propios llevaron a una derrota sonrojante. De las que hacen daño. Ante el Granada tienen la opción de demostrar que se han repuesto. Con la presencia de Sergi Barjuan y, sobre todo, con una nueva y mejor mentalidad que la mostrada en el pasado más reciente. Para que los aficionados recobren, a su vez, la esperanza perdida y puedan pensar que hay que acudir al Estadio de los Juegos Mediterráneos los cuatro partidos que restarán en el recinto almeriense y no quedarse en su casa sin saber nada de un plantel que ha dado más decepciones que alegrías en esta campaña que encara su recta final.

Fuera ya de la teoría, solamente en la cabeza de Sergi Barjuan está el equipo que pondrá en liza. Si ya es de por sí complicado aventurar un equipo, la presencia de un técnico nuevo, el hecho de haber jugado contra el Barcelona tres días antes. Contar para hoy con varios jugadores (Michel, Dos Santos y Dubarbier) que no estuvieron frente al Barça. Y el no ser lo mismo plantear un partido en el que lo único que se pide es defender a otro en el que haya que tener la voz cantante, hace que todo sea muy complicado.

Como que no juegue Thievy de inicio y sí ponga a Hemed en la punta del ataque. Como que Espinosa se estrene en el Mediterráneo como titular para dar pases. Como que Michel vuelva y se quede fuera Antonio Marín. O que el joven lateral vea premiado su partido en el Camp Nou con la titularidad en casa. Como que la posible baja de Wellington permita a Jonathan ser de la partida. Aunque el brasileño, según informó el club, entrenó con normalidad en una sesión a puerta cerrada. Como que Casado se afiance como lateral izquierdo. Como que Dubarbier entre pero como interior en lugar de un señalado Édgar.

En el Granada, las aguas tampoco bajan con mucha tranquilidad. Lass se quedó fuera de la convocatoria por haber tenido un par de incidentes en el entrenamiento de ayer con compañeros. Javi Márquez volverá a la mediapunta para reforzar un centro del campo del que se cae Iturra. La baja más importante es la de Murillo. El central colombiano no puede estar por un doble motivo: sanción y lesión.

Con bajas o sin ellas. Con dudas o sin ellas. El que gane no se acordará de nada de lo vivido hasta la fecha y afrontará el futuro de una manera muy distinta. Al que pierda se le pueden hacer muy duras las semanas que restan. Es lo que tiene comprar esperanza o no hacerlo.

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