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UD Almería

UD ALMERÍA

La UDA se arrodilla

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/ EFE

  • La pésima primera parte de los de Juan Ignacio Martínez les conduce a una derrota 'maquillada' por la tímida reacción en la segunda mitad

La infame primera parte de la UD Almería le impidió hacer algo en San Mamés, ante un rival que bien pudo haber goleado en esos primeros 45 minutos porque los de Juan Ignacio Martínez fueron un equipo blando, excesivamente blando, en defensa y sin propuesta que cayó en las garras del rival. Este, esperanzado por lograr una victoria -la quinta consecutiva-, manejó el partido a su antojo en ese primer tramo del partido, ayudado en gran medida por una Almería endeble que encajó los dos goles por errores 'no forzados'. Etxeita, que marcó en Almería en la ida, y Mikel Rico hicieron los goles del Athletic.

Había que cambiar de actitud. Ser más intensos si cabe y meterse rápido en el partido. El gol de Balenziaga en propia puerta a disparo de Wellington Silva pudo ser ese momento. Juan Ignacio Martínez optó por introducir a Fernando Soriano y a Thievy, pero el efecto 'gaseosa' se hizo cada vez más latente, apareciendo sin dar lugar a soñar con una victoria obligada, pero lejos, muy lejos de producirse porque la ¿propuesta? no dio para ello.

Demasiado blandos

El Almería fue dueño de balón en la salida, dando muestras de esa necesidad de conseguir la victoria, llegando y firmando la primera ocasión de peligro con una jugada que acabó en córner y que, botado por Miguel Ángel Corona, acabó con disparo de Michel Macedo por encima del larguero defendido por Gorka Iraizoz.

Parecía como si el Athletic estuviese esperando para salir a la contra y la primera que cogió supuso una acción entre Williams y Guillermo que el delantero del Athletic mandó fuera. La segunda acabó en saque de esquina y el conjunto del 'Txingurri', a balón parado, plasmó el miedo que atesora en esa faceta. Beñat se encargó de botar el mismo y Etxeita, que también marcó en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, la puso en el fondo de las mallas defendidas por Julián Cuesta.

El gol llegó por una acción blanda de los de Juan Ignacio Martínez en defensa y esta situación no se evaporó con el 'aviso', sino que continuó. De ese modo porque, en el minuto 12, el Athletic estuvo cerca del segundo, a centímetros. Fue una falta de Dubarbier sobre Muniain que la volvió a lanzar Beñat, el balón tras un despeje sin contundencia, le cayó a Ibai Gómez que la puso al larguero.

Miedo

El Almería no estaba fino en defensa y el Athletic ya estaba más enchufado, sobre todo por lo que proponía por su banda derecha, la de Dubarbier y Édgar, que era como una autopista hacia el gol, con un Athletic conducido por un espectacular Iñaki Williams, surtidor de balones. En el minuto 16, fue otra vez Ibai el que la mandó por encima del larguero.

Ausentes en ataque, los rojiblancos no reaccionaron en defensa. En el 25, otra mala elección rojiblanca, con Julián Cuesta que, obstaculizado por Michel Macedo, despejó mal, el balón le cayó a los pies de Mikel Rico que tuvo tiempo para levantar la cabeza, mirar la situación y marcar el segundo de vaselina.

El Almería era un muñeco roto en las manos de un insaciable rival que continuó buscando más goles para no sufrir, cosa que sí hacía el cuadro de Juan Ignacio Martínez. Solo Wellington Silva lo intentaba por el carril diestro -forzó la amarilla a Ibai Gómez-, pero sin acierto en el último pase. En el 30, pudo acortar diferencias con una acción entre Thomas, que avanzó por el centro del campo, y asistió a Hemed, cuyo disparo lo despejó Gorka Iraizoz a córner, acosado por el propio Thomas Partey.

Correr detrás del balón

Un oasis en un grandísimo desierto porque el Almería no existió y el Athletic pisó área constantemente. Guillermo, en el 32, tras un gesto técnico de gran jugador, la mandó fuera tras rozar en Michel Macedo. Era la primera acción de una serie en la que Mikel Rico puso el cuero en la escuadra y Julián Cuesta sacó una mano espectacular para evitar el tercero, en el 34. Pero es que un minuto después la acción fue de Muniain, que le hizo un traje a la defensa rojiblanca, aunque su remate se marchó fuera.

Y aún hubo más tormenta porque Guillermo, en el 40, aprovechó un excelente servicio de Williams para buscar el tanto que pudo llegar, en el 42, tras otro centro del joven jugador del filial txuri-gorri que la puso perfecta para que Ibai Gómez, de cabeza, la picara y luciera a Julián Cuesta que se redimía del posible error en el segundo gol bilbaíno para respirar con el alivio propio de quien estaba a años luz de una propuesta digna para ganar el partido. El descanso fue como quitarse un peso de encima.

Pulsaciones

El inicio de la segunda parte deparó los mismos protagonistas, como si Juan Ignacio Martínez quisiera que arreglaran el desaguisado los mismos que lo crearon. Y a la primera el Almería acortó distancias para meterse en el partido. Fue un balón suelto que aprovechó Wellington Silva para disparar, el balón tocó en Balenziaga, despistó a Gorka Iraizoz y deparó otro aire en los unionistas.

El gol de los almerienses reactivó al Athletic que obligó a la UD Almería a echar un pasito atrás y otra vez el equipo de Juan Ignacio Martínez sufrió para evitar que lo conseguido con el gol se derritiera como un 'azucarillo en café hirviendo'. Tampoco hizo mucho más.

Ibai Gómez pudo marcar después de un servicio de Iñaki Williams, en el minuto 51, y en el 57 se cambiaron para que fuese el jugador de color el que lo intentara, pero no pudo rematar con comodidad y la mandó fuera.

El Almería, mejor posicionado, ya le disputaba el balón al Athletic, se trabajaba mejor en defensa, con la presencia de Thievy y Fernando Soriano. Mientras, Valverde, que veía que la banda de Balenziaga era el carril por el que el cuadro almeriense buscaba crear el peligro, introdujo a un Andoni Iraola más defensivo, para tratar de tapar ese carril.

Sin llegada

Lo consiguió porque el Almería no hizo más en ataque, desde el gol, con llegadas sin profundidad y, por tanto, que no pusieron el peligro deseado ante la portería de Gorka Iraizoz. El Athletic, más tranquilo, también puso a Iturraspe para controlar balón. En el 80, una falta a favor del Athletic acabó con un potente disparo de Beñat que Julián Cuesta atajó sin problemas.

Con diez minutos por delante, la propuesta de la que debió hacer gala el Almería desde el principio apareció tímidamente, con el intento de meter al rival en su área, pero solo fue un intento. Los rojiblancos -ayer de azul- apenas si inquietaron, perdidos arriba, ante un Athletic que supo manejar el tiempo para acabar logrando un triunfo que le permite acercarse a Europa. La derrota, al Almería, le hace estar de lleno en la pelea por el descenso con desventaja. Ayer, como cuando un torero pisa un albero nuevo, se desmonteró para entrar en La Catedral y, como si fuese promesa, entró de rodillas. Para cuando quiso levantarse, la 'artrosis' -entiéndase la propuesta futbolística- le impidió hacerlo sin que le dolieran las piernas -la derrota-.

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