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UD Almería

LIGA BBVA

La historia se repite

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La excelente actuación de Édgar, clave en el gol de Soriano, no sirvió para que la historia fuese diferente. / EFE
  • La UD Almería no sabe matar un partido que mereció acabar con triunfo ante un Espanyol que jugó una hora en inferioridad numérica

La historia, dicen, que se suele repetir. Y el partido que empezó el viernes y acabó esta pasada madrugada se pareció al comienzo de la pasada temporada, con la diferencia de que ahora se suma y, el pasado año, el Villarreal se llevó los tres. De todas formas, el empate con el que concluyó la disputa frente al Espanyol es un mazazo para una UD Almería que si lamenta el resultado es porque no fue capaz de matar el partido cuando tuvo la ocasión.

Se pueden sacar aspectos interesantes, pero desgraciadamente quedan los malos. El Almería fue mejor frente a un Espanyol que se echó atrás a raíz de la expulsión de Arbilla y que debió matar entonces.

En la segunda parte todo iba perfecto. Incluso Soriano puso tierra de por medio después de una esplendorosa acción de Édgar que asistió al maño para hacer justicia. Pero un apagón eléctrico también desenchufó a los de Francisco, que estuvieron casi 'desconectados' hasta que Sergio García, en el último minuto del descuento -maldito descuento- metió los 'dedos en el enchufe' y la 'descarga' terminó por matar a un Almería que, si bien sumó un punto, lamenta que no fueran los tres por merecimiento, sobre todo.

Enchufados

El Almería salió algo despistado y el Espanyol no dudó en perjudicar la salida de balón del equipo rojiblanco. Tras un mal saque de esquina, en el minuto 1, el cuadro periquito pudo marcar con un disparo de Salva Sevilla, que se fue por encima del larguero de la portería defendida por Rubén.

La UD Almería se quitó pronto la presión. Los rojiblancos, como el día del amistoso del pasado domingo frente al Córdoba y como han venido haciendo durante la pretemporada, buscaron el juego por banda para ganar en superioridad y un centro de Dubarbier lo remató Fernando Soriano, por encima del larguero.

Con los dos equipos jugando al ataque, la existencia de espacios hizo posible que ambos equipos estuvieran cerca del gol. El Almería siguió intentándolo, con una nueva acción por parte de Jonathan Zongo, que forzó un saque de esquina.

Había avisado el viernes Francisco que sería un Espanyol diferente y lo fue. Ni la sombra del de Aguirre o, más bien, el de Aguirre no fue ni era ni la sombra del actual de Sergio González. Más arriba, tuvo más presencia y casi siempre dando muestras de cierto peligro ante el marco defendido por Rubén. Aún así, el conjunto rojiblanco dominó el juego y tuvo más opciones de gol. Cuando se cumplía el minuto 18, Jonathan Zongo, en un uno contra uno, pudo sorprender al meta perico, Kiko Casilla, pero el tarraconense despejó la peligrosa acción del delantero burkinés.

Con subidas esporádicas españolistas, estas siempre llevaron peligro y, en el 21, una acción de Salva Sevilla no encontró rematador porque Dubarbier se encargó de despejar la acción a saque de esquina. A la contra, en el 22, fue Verza el que, desde fuera, del área buscó el gol, pero el disparo fue repelido por Casilla sin que el posterior lanzamiento de Soriano tuviera validez, por la posición antirreglamentaria del aragonés.

Un Espanyol distinto

Próximos a la media hora de partido, el conjunto españolista tuvo más balón, controló más el partido ante un equipo almeriense con alguna que otra pérdida que trató de aprovecharla el conjunto perico. Así, en el minuto 32, pudo marcar en un saque de esquina botado por Salva Sevilla al segundo palo que remató Colotto, a Caicedo se le metió el balón entre las piernas directo al gol, pero Hemed sacó en la misma línea.

Y esa jugada marcó el posterior comportamiento del Espanyol, que estaba jugando con cierta alegría, como la UD, porque Édgar, a la contra, forzó la expulsión de Arbilla, que ya había visto una amarilla poco después de cumplirse el primer cuarto de hora. El conjunto de Sergio González atemperó sus aires de irse arriba, se tapó más y el balón pasó a ser rojiblanco, eso sí con el Espanyol a la espera de alguna contra.

El peso que llevaba en el juego el cuadro rojiblanco pudo tener sus consecuencias positivas en el 41. Fernando Soriano recuperó el balón en el centro del campo ante un Espanyol dubitativo en defensa, y se lo puso a Hemed, cuyo disparo, dentro del área, se marchó fuera tras pegar en la cepa del poste derecho de la meta de Casilla. En la última acción reseñable de una primera parte en la que la UD Almería debió aprovechar la superioridad, no solo numérica, para hincarle el diente a un Espanyol que fue menos peligroso, como es obvio, tras la expulsión de Arbilla.

Inteligencia

Sergio González optó por despoblar la delantera para abrigarse atrás. El Almería supo interpretar la maniobra. No se volvió loco. Jugó a controlar el partido y lo hizo, reforzado por un jugador de Édgar. El tinerfeño robó el balón en la línea de medios del conjunto almeriense, se 'subió a la moto' y corrió con cabeza para no solo superar rivales, sino para buscar la mejor opción. Esa fue la de cederle el balón a Fernando Soriano que, de disparo cruzado, puso a los rojiblancos con ventaja, en el minuto 52.

Aunque un minuto después pudo marcar el Espanyol, tras una falta inútil de Jonathan Zongo, Dubarbier evitó el tanto y un apagón que tuvo el partido parado durante nueve minutos dio 'descanso' a las ideas del Espanyol, necesitado de un 'tiempo muerto'. El Almería se 'desenchufó'. Desconectado, Soriano fue el encargado de enchufar 'los cables' con un robo de balón, conducción y servicio para Michel Macedo, cuyo disparo cruzado se marchó fuera por poco.

Francisco optó por dar entrada a Teerasil Dangda en lugar de Fernando Soriano. El Espanyol empujó un poco más. En el 68, en una falta en la frontal, Sergio García buscó a Álvaro que, de cabeza, hizo que Rubén se luciera.

El Almería manejó el balón entre Thomas y Verza para buscar la salida, pero el bajón físico experimentado por los rojiblancos impidió que se mantuviera el balón, con demasiada precipitación. El cuadro perico, con los cambios de Stuani por Salva Sevilla y de Abraham por Montañés, buscó más presencia arriba. A la par, ese cambio en el Almería, que dio verticalidad hizo que se perdiera ese juego de espaldas que propicia el maño.

Buscó Francisco más llegada con la entrada de Thievy, jugador cedido por un Espanyol que trazó su línea de actuación en el juego a balón parado ante la imposibilidad de hacerlo con el balón en juego, pero no hubo llegada. Con su estrategia, los periquitos buscaron el tanto en el 83 por medio de Víctor López, pero Rubén evitó el propósito de los de Sergio González.

Pero por no matar, casi se acabó muriendo. En el último minuto del descuento, un balón que cayó en el área lo amagó Sergio García y a su disparo, tras dar en un defensor rojiblanco, no pudo llegar la estirada de Rubén. Un gol que hizo que se repita la historia, con algo menos de vehemencia. El año pasado se perdió ante el Villarreal, que remontó en los últimos minutos un 2-1, y en esta ocasión el gol españolista solo sirve para reflejar un empate. Lo que pasa es que después de ver el partido tan en la mano, el empate duele más si cabe que una derrota que hubiese llegado antes. Lo de esta madrugada es nocturnidad y alevosía.